Confesiones de una bailarina exotica 3

domingo, 8 de agosto de 2010

CONFESIONES DE UNA BAILARINA 3

FIESTA PRIVADA

Aquella semana no había sido buena en el club y tenía varios pagos pendientes que realizar. Lo único que me quedaba era que se diera la oportunidad de alguna "salida" con un cliente o, mejor aún, que me tomaran en cuenta para alguna de las fiestas privadas que organizaban los dueños o el encargado del club, y al parecer, por lo que se rumoraba, había una fiesta en puerta que se daría para los políticos del lugar.

Antes de trabajar en el club ocupaba un puesto importante en una empresa foránea que acababa de asentarse en el lugar. No era originaria de esa ciudad y los únicos conocidos que tenía allí eran a causa de mi empleo. Debido a una mala racha económica tuve que buscar otro empleo para así poder ayudar a mis padres. Mi sueldo en la empresa era bastante bueno pero ellos tenían deudas fuertes que cubrir y la única forma de conseguir el recurso rápidamente fue empleándome como bailarina, ¡claro! Sin que ellos lo supieran, por lo que de día continué en la oficina y de noche bailaba, hasta que resultó más conveniente el segundo empleo, pues una se acostumbra fácilmente al dinero y a los placeres…

Tomás el gerente no me estaba tomando en cuenta para asistir a la fiesta, porque la costumbre era que aparte de bailar, tenías que acceder a tener sexo con los clientes, beber y hacer todo lo posible para entretenerlos. Yo no era como las demás bailarinas, tenía un nivel cultural mucho más alto que cualquiera de ellas y de no ser por la situación económica de mis padres jamás me habría atrevido siquiera a coquetear abiertamente con un hombre, ¡mucho menos sentarme en sus piernas o desnudarme en público! Por lo que no imaginó que yo estaría dispuesta a participar en la fiesta. (Según las políticas del lugar, en los privados no debía haber sexo, sólo bailábamos y ya. Lo que sucedía quedaba entre el cliente, el vigilante y nosotras, si se descubría lo demás nos podían despedir). Hablé con él y le dije que en verdad necesitaba el dinero, que haría lo que fuese necesario, que no se preocupara y asintió. Me dio la dirección, la fecha y la hora.

La fiesta era al día siguiente, a eso de las 2 de la tarde en una casa propiedad del dueño del club. La casa era espaciosa, con amplios ventanales. Era una típica casa de playa, con palapa y alberca. Amplios ventanales y amueblada lujosamente. Desde la alberca podían verse unos riscos donde rompían las olas del mar. Estaba en una zona privada y los vecinos más cercanos se encontraban a varios kilómetros de allí, por lo que si gustabas podías pasearte desnuda sin problemas.

Me recogí el cabello en una cola alta, el rostro muy bien maquillado en colores ocres que resaltaban la blancura de mi piel. El cabello lo usaba en un rubio oscuro y me llegaba a media espalda, lo había alaciado para la ocasión. Me puse unos aretes grandes en tono bronce y llevaba puesto un vestidito blanco que apenas tapaba las pompis, el cuello alto y los hombros descubiertos, la tela era ligera y solo traía una tanguita dorada, sin sostén. Unas sandalias romanas de tacón en tono dorado adornaban mis lindas y largas piernas. Fui la última en llegar y los invitados voltearon a verme asombrados pues lucía muy elegante en comparación con las otras chicas.

Habían alrededor de 10 hombres y sólo éramos 6 chicas. Las edades de ellos fluctuaban entre los 60 y los 35 años y los estratos sociales eran también variados. Lo único que tenían en común era que ocupaban en ese entonces cargos políticos en el municipio. Como fui la última en llegar, enseguida pidieron que subiera a la mesa para bailarles, así que pasé mi música y me dispuse a divertirlos un rato.

Como casi no traía ropa encima, me dediqué a coquetearle a uno de los asistentes más jóvenes, lo veía fijamente a los ojos mientras me movía al ritmo de la música y me acariciaba el cuerpo… me aproximé a él y me puse de rodillas, para que me bajara el cierre del vestido… luego me puse de pie, acercando mi pierna a su rostro, lentamente me di la vuelta mientras le pedía que me ayudara con el vestido y puse sus manos sobre mis nalgas, lo que prendió a los demás… Algunos ya estaban teniendo sexo con las otras chicas y los que no, ya estaban calientes, por lo que querían que me desvistiera ya para poder verme y decidir quién me llevaría a la cama… Yo trataba de hacerlo lentamente pero ellos querían ver carne…

Cuando el vestido cayó me senté sobre la orilla de la mesa y acerqué al tipo a mis bubis, enseguida se prendió de uno de mis pezones y enseguida me arquée hacia atrás, él pasó su lengua sobre mi abdomen, deteniéndose en mi braga… Los otros estaban muy calientes, comenzaban a tocarse las vergas y los que tenían a alguna chica cerca pidieron que se las mamaran mientras me veían rodeando con mis piernas el cuello de Jorge… (así se llamaba el sujeto). Jorge hizo a un lado mi tanga y se dispuso a darme lengua. El estar ahí, recibiendo una gran mamada y siendo vista por tantos ojos me prendió como no tienen idea… así que mientras sentía como chupaban mi clítoris y metían la lengua en mi húmeda vulva observaba a un tipo que se encontraba un poco retirado de la mesa, bebiendo sin despegar sus ojos de los míos… entrecerré los ojos y metí uno de mis dedos en mi boca, imaginando que era una deliciosa verga… Uno de los tipos que no tenían pareja se levantó y con el pito de fuera se acercó a mí metiéndome su verga sin piedad en la boca… casi me ahogaba mientras él metía y sacaba su gorda verga mientras me decía palabras soeces y los demás se reían y continuaban bebiendo… Jorge dejó de chuparme y arrancó mi tanga, de tan caliente que estaba me mordisqueó las piernas sin medir su fuerza, lastimándome… con aquello en la boca ni siquiera me pude quejar y el tipo aquél me jalaba de los cabellos obligándome a mamar con más fuerza… Sentí de repente la verga de Jorge dentro de mí, entrando y saliendo con lujo de violencia… parecía que aquella escena había exacerbado los sentidos de todos pues no tenían delicadeza alguna conmigo y yo luchando con mis propios pensamientos, pues aunque me parecía humillante la forma en la que me estaban tratando, lo estaba gozando de tal manera que mis líquidos escurrían abundantemente a través de mis nalgas. Me acomodaron en cuatro patas y mientras Jorge continuaba metiéndome la verga y jugueteaba introduciéndome un dedo en el ano el otro sujeto restregaba su verga por mi cara diciéndome perra y otras cosas más… Otro sujeto más se unió al grupo… se jalaba el pene mientras observaba de cerca la escena y acercó su pito para que yo lo mamara también, mientras me frotaba el clítoris con una de sus manos… alcancé a observar que susurraba algo al oído de Jorge y enseguida me levantó, poniéndome de pié sin sacar su verga de mi cosit,a quedando de espaldas a él, acercaron a una de las chicas para que me diera una lamida y los otros tipos me dejaron en paz por un momento mientras se sobaban la verga y observaban. Cerré los ojos y disfruté la sensación de tener una verga grande y gruesa mientras aquella lengua me acariciaba los labios vaginales y succionaba mi clítoris, un tanto con delicadeza y un tanto con desesperación… Luego uno de ellos la quitó le dijo a Jorge que le dejara el paso libre, que la metiera por el culo para que él pudiera meterla adelante… ¡abrí tamaños ojos! Y traté de negarme pero no me hicieron caso, me sostenían por los cabellos y de los brazos y metieron sus vergas sin piedad, entre las risas de los demás… Al principio sentí dolor y traté de relajarme, -si ya estaba ahí lo mejor que podía hacer era tratar de disfrutar- pensé. Pero aquello era realmente difícil, sobre todo porque no veía ni para cuando terminaran de chorrearse aquellos hombres. Me vine todo lo que me podía venir y ya comenzaba a resecarme cuando sentí la descarga de semen por ambos lados… las piernas las sentía ya entumecidas por tanto vaivén, entonces me recostaron sobre la mesa y obligaron a una de las chicas a lamerme el coño y comerse aquella leche que escurría de entre mis piernas mientras terminaban de correrse en mi cara y en mis pechos… cerré los ojos… necesitaba un trago para reponerme porque al parecer, alguien más quería montarme…

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