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domingo, 8 de agosto de 2010

Mi novia y yo somos una pareja swinger. Empezamos hace cuatro años en el mundo liberal y disfrutamos mucho de él. Ella tiene 28 años y yo 30. Pero a pesar de que hemos tenido varias experiencias con parejas, y dos tríos con chicos, todavía no hemos realizado todas nuestras fantasías. Esta descripción no es parte de este relato. Es una presentación.

Este relato que voy a contar, y puede que algunos más, son fantasías que compartimos en nuestras noches más cachondas. No las hemos realizado, pero los dos sabemos que un día nos atreveremos, y eso es precisamente lo que más nos excita. El deseo de lo prohibido, sabiendo que está a nuestro alcance.

Es posible también que en algún momento narre algunas de las experiencias que hemos tenido. Pero por el momento empezaremos con esto. Si hay tiempo, ganas y nos animamos, intentaremos seguir aportando relatos.

Mi novia, a la que llamaré Mabel, es un bombón. Es alta, con piernas largas y bien formadas. Tiene tipazo, pero no es la típica flacucha. Es exuberante de cintura para abajo, y más delgadita de cintura para arriba, como a mi me gusta. Tiene un hermoso culo redondeado, muy carnoso y apetitoso, que hace las delicias de cuantos la ven pasar con sus apretados vaqueros. Su pechos son más bien pequeños y con una bonita forma de peras.

Los dos somos muy morbosos, porque además de que nos gusta disfrutar del sexo en grupo y de los tríos, nos gusta el sexo más morboso. Podría parecer lo más normal en una pareja que es swinger, pero no es así. No todas las parejas swingers son lo que nosotros entendemos por "morbosas". A muchas de ellas les gusta el sexo normal, convencional, y encuentran el morbo en las situaciones que se generan en los juegos e intercambios. Nosotros, además de eso, somos morbosos. Nos gusta el sexo más picante, más "sucio".

Aunque no tenemos roles predefinidos en el sexo porque lo disfrutamos de todas las maneras, sí es cierto que nos gustan bastante los juegos en los que ella cumple el rol de sumisa, o de sometida.

Antes que nada quiero matizar que en nuestras fantasías más puras no hay preservativos, pero que si cumpliéramos alguna, como la que voy a contar a continuación, sería obligatoriamente con preservativos en las penetraciones. Quiero dejarlo claro, para no incitar a nadie a que tenga sexo con desconocidos sin preservativos, y para que no piensen que somos unos descerebrados. Por lo demás, vamos a fantasear ...

Nuestra fantasía comienza en una casa rural, alquilada para la ocasión, a tres kilómetros del pueblo más cercano.

Son las doce de la noche. Llegamos a la casa, el camino es bastante oscuro, Mabel estaba nerviosa, sabía lo que íbamos a hacer, pero lógicamente le surgían dudas. Aunque tenemos experiencia en sexo con otras personas, esta nueva situación le asustaba un poco. Le asustaba, entre otras cosas, que la casa estuviera tan aislada, por si pasara algo. Yo estaba también nervioso, debo de reconocerlo, pero la tranquilicé. Como sabíamos que esto iba a pasar habíamos estado tomando unas copas en un pub, para deshinibirnos y perder los miedos. Pero aun así, estábamos hechos un flan.

Dejamos el coche junto a la entrada, cogí una mochila del asiento de atrás y accedimos a la casa. Yo ya había estado por la tarde preparándola para la ocasión. Había movido algunos muebles en la sala para hacer espacio y, no sin dificultad, había traído el colchón, que era 2x2, de la habitación principal y varios cojines hasta un rincón de la sala. Estaba todo plagado de velas, para ambientar, y en una mesita hay tres botellas de vino, una botella de whisky y varios vasos.

Todavía no era la hora, así que decidimos tomar un poco de vino para calmar un poco más los nervios. Pusimos la calefacción, un calentador de aire eléctrico, para que el ambiente estuviera caldeado. Aunque era verano hacía un poco de fresco por fuera.

Nos entretuvimos charlando y se hizo casi la hora, así que nos preparamos. Encendí todas las velas mientras ella se desnuda. Ahora hacía calor dentro de la sala.

Saqué de la mochila un grillete y un antifaz que había comprado por internet. Al principio no sabía donde podría atar el extremo del grillete, pero por la tarde me había fijado en un viejo radiador que no funcionaba, y era ideal para esto. Enganché el grillete al radiador, y se lo puse en el tobillo izquierdo, un poco torpemente, porque no lo habíamos usado nunca.

Antes de ponerle el antifaz le pregunté "¿Estás segura de que te apetece? Si decimos que no ahora no pasará nada." - "Seguro, no te preocupes. Es normal, estoy algo nerviosa, pero estoy bien, ¿Tú estás bien?" - "A mi me pasa lo mismo" - le dije - "pero bueno, es lo normal. Además, ¡Esto es para divertirnos!"

- "¿Recuerdas la contraseña?" - le pregunté, - "Claro", me dijo, "la contraseña es ‘tengo miedo’, pero si me pongo nerviosa y digo algo parecido, como ’¡estoy acojonada!’ lo daremos por bueno, ¿No?" - Se río. Yo también me reí. Nos vino bien para quitarnos la tensión. - "Está bien, pues ahora vuelvo" -, le dije. Le puse el antifaz, y quedó tumbada en la cama, con el grillete, completamente desnuda, boca abajo, maravillosa, con su culo exuberante pidiendo acción a gritos, como habíamos fantaseado tantas veces.

Salí de la casa. Volví al coche y llegué hasta el pueblo. Vi dos coches aparcados mientras entraba en la explanada del aparcamiento. Había tres chicos fuera de los coches, dos estaban fumando, tenían cervezas en la mano.

Bajé del coche, les saludé y les pregunte si todo estaba bien. "Claro, hemos encontrado fácil el sitio, ¿Quieres una cerveza?". "No, gracias, tenemos vino y whisky en casa". - "Vaya, vino ¡Suena bien!" - dijo uno de ellos mientras reía. Había quedado con los tres por internet, no los conocía en persona. Dos de ellos eran amigos y, según decían, habían hecho esto otras veces.

"¿Nos ponemos en marcha?" - "Venga", dijeron. - "Seguidme entonces".
Ahora estaba más nervioso que nunca. Por internet me dieron buenas vibraciones, pero estaba dudando de si había sido buena idea lo de invitar a estos dos que ya se conocían. Al principio me pareció buena idea, ya tenían experiencia en esto, así que deduje que sabían lo que hacían y que era mejor así que con tres completos desconocidos entre si, que en un momento dado pudieran perder los papeles. Ahora mi duda era si al conocerse dos de ellos pudieran quitarme el control. Bueno, supongo que mis dudas eran debidas a los nervios, arranqué, les hice un gesto y me siguieron.

El camino hasta la casa se me hizo más corto que las veces anteriores. Me di cuenta de que debía haber repasado las reglas en la explanada, antes de llegar hasta la casa. Ahora sabían donde estábamos, de modo que ya estábamos expuestos. Así que nada más bajar del coche, mientras ellos casi que se dirigían a la entrada, les paré, algo nervioso, y les dije que quería repasar las reglas. Se dieron cuenta de mi nerviosismo, se rieron un poco, me reí con ellos, aunque asustado. Y me dijeron: - "Claro, no pasa nada."

"Vale", - dije yo - "aunque lo hubiera recalcado mil ves por internet, quiero que me digáis que estáis de acuerdo con las reglas en persona." - "No hay problema" - respondieron.

"Bien. Esta noche Mabel es vuestra. Podéis hacer con ella lo que queráis, durante toda la noche. Ella no manda sobre ella, ni yo tampoco. A partir de ahora yo soy un espectador, aunque si me dais permiso y me apetece podré entrar en el juego. Pero tenéis que invitarme, darme permiso y ordenarme a mi lo que queréis que haga. Es vuestra esclava. Como mandáis sobre ella, si se niega en hacer algo, la podéis obligar, diga ella lo que diga, la podéis ‘violar’. Eso si, recordad que no deja de ser un juego. Si en algún momento alguno de los dos decimos las palabras ‘tengo miedo’. Tenéis que parar, y se acaba el juego en ese mismo momento. Os tenéis que apartar. Si queréis os podéis ir a otra habitación a pajearos, pero nos tenéis que dejar solos. No vale decir ‘un minuto más’ ¿Vale? Ah, y una cosa más, si ella tiene la boca ocupada, y quiere decir algo, levantará la mano para hacerlo ¿Ok? Me tenéis que jurar que acataréis estas reglas."

"Sí, no te preocupes, aceptamos las reglas. Y tranquilo, que controlamos." - "Vale", les dije - "pero una cosa, si decimos algo parecido a ‘tengo miedot, que no sea exactamente tengo miedo como ‘estoy acojonado’ o algo parecido también hay que parar, ¿Vale?". Rieron. "Vale, venga, trato hecho."
Muy bien, pues a dentro.

Pasamos a la sala, y Mabel estaba como la dejé, boca abajo. Tenía los pies en alto y los mecía lentamente jugueteando con ellos en el aire. Serví unas copas de vino para todos - "¿Puedo servirle a ella una copa de vino?" - "Claro" - me dijeron, - "que beba, mejor" - rieron.

Le acerqué la copa mientras ellos se desnudaban, se la puse a un lado del colchón. Cogí su mano y la llevé a tientas hasta la copa - "¿Ves? La dejo aquí, ¿Vale? Por si quieres beber" - "Vale" - me dijo, le di un beso y me aparté.

Dani, uno de los dos amigos, fue el primero que se acercó a ella. - "¡Qué buena está!" - dijo - "menudo culazo, pensé que las fotos estaban trucadas" - Rió - "me lo voy a pasar de miedo con ese culazo. Parece de brasileña, pero se nota que es material español. Volvió a reir."

Se puso de rodillas sobre el borde del colchón, bebió un trago, dejó la copa en el suelo, y se estiró para acariciarle los muslos y el culo. Le abrió las nalgas con las dos manos y las masajeó. - "joder, que delicia, completamente depilada con cera, como nos había dicho" - dijo mirando a Ramón, su amigo.

- "¿A ver?" - Ramón se acercó, mientras Dani le abría las nalgas con las dos manos - "Hmmmmm, que rico" - dijo - "y además ya está cachonda como una perra". - Pasó su mano por entre sus labios, que estaban empezando a empaparse de su pegajoso flujo, de la excitación. Se la llevó a su boca y dijo, - "¡Delicioso! Mejor que el vino," - se río

El chico que venía solo, Sebas, se acercó también y puso cara de deseo al ver la escena.

"Bueno, vamos a empezar" - dijo Dani - "Yo ya estoy cachondo, yo creo que lo primero es que esta zorra nos ponga a punto. A ver, ponte de rodillas." - Mabel lo hizo - "Ven aquí" - se acercó a cuatro patas hasta el lugar de donde venía la voz. - "Abre la boca" - Dani la cogió por la nuca y la dirigió hasta su polla. - "Chupa, hasta que yo te lo diga."

Su polla, que no estaba completamente enpalmada, se puso dura con los primeros movimientos de Mabel. - mmmmm - Ella gemía mientras lo hacía. Le encantaba chupar una polla, y a mi me encantaba ver como lo hacía.

Sebas, que hasta ese momento no la había tocado, se arrodilló detrás de ella para ver su culo y su coño. Acarició sus nalgas, las abrió y metió la cabeza deslizando su lengua una y otra vez desde por labios hasta su ano, empapándose de los jugos de ella y lubricando toda la zona con su flujo y su saliva.

Se notó que a Mabel le gustó, puso el culo más en pompa, y empezó a gemir con más intensidad mientras seguí chupándole la polla a Dani. Con la mano derecha lo masturbaba mientras le chupaba lentamente.

Dani le quitó la mano para poder metérsela más hasta el fondo. Esto es algo que me daba algo de reparo. Aunque alguna vez habíamos jugando entre los dos a meterle la polla en la boca hasta el fondo, lo habíamos hecho siempre con cuidado. Que se lo hiciera un tío a lo bestia no me agradaba demasiado. Pero ya estábamos ahí. Tampoco quería estropear la noche solo por eso, solo desee que el tío no fuera muy bestia y que para ella no fuera muy incómodo.

Dani empezó a follarle la boca, pero para mi alivio no fue tan bestia como habíamos visto en alguna películas en las que la chica llegaba a provocarse. Ella parecía que por el momento lo llevaba bien.

Mientras, Ramón estaba de pie junto a Dani masturbándose presenciando la escena, hasta que se cansó y dijo: - "bueno, me toca a mi". Se cambió el sitio con Dani, y empezó, más fuerte que Dani, a follarle la boca. La agarró por la nuca y la presionó contra sí. Parece que Ramón era un poco más bestia. Mabel se puso más tensa. Yo me sobresalté, no hice hacer ningún gesto ostensible, pero me puse tenso al verla a ella algo incómoda. Fue entonces cuando Ramón dijo - "zorra, eres mi esclava y puedo hacerte lo que quiera. Así que no te resistas porque te vamos a seguir violando hasta que no podamos más."

En ese momento, aunque parezca irónico, sus palabras, "esclava", "violando", me recordaron que todo esto era un juego, y cómo, a veces, mientras follábamos, e intercambiábamos fantasías como esta, Mabel había dicho más de una vez: "que me violen un poquito no está tan mal", refiriéndose a que si había un poco de brutalidad en el acto, sin ser excesiva, hacía la situación más intensa y morbosa. En ese momento estábamos realizando esa fantasía que compartíamos en nuestra más profunda intimidad. Así que me puse de nuevo en situación, pensé que era algo que teníamos controlado, que en cualquier momento podíamos parar. Si ella no había levantado la mano, de momento no tenía que preocuparme.

Creo que a ella le sucedió lo mismo. Posiblemente pensó lo mismo que yo, así que se relajó lo suficiente como para que él pudiera seguir follándole la boca. - "Así me gusta, zorrita, qué buena estás" - le dijo Ramón con la voz entrecortada por el placer.

Después de unos minutos Dani interrumpió la escena: - "bueno, ya está bien de calentamientos. Vamos a empezar" - Ramón y Dani, como si lo tuvieran entrenado, cogieron a la vez sus copas de vino y bebieron un trago.

"Zorrita, ponte a cuatro patas" - Dijo Ramón. "Mabel, se limpió la boca, de la que chorreaba saliva, con el dorso de la mano derecha, se volvió y se puso en la postura que le habían ordenado".
"Oye, a mi no me la ha chupado" - Dijo Sebas, que casi no había pronunciado palabra en toda la noche. - "No te preocupes, ¿Cómo era tu nombre?" - "Sebas" - "No te preocupes Sebas, con esta chorva hay para todos." - Rió Ramón. - "Si quieres ponte ahora para que te la chupe, mientras nosotros le damos por detrás."
Así lo hizo. Se sentó en el colchón, con las piernas extendidas, se reclinó ligeramente hacia atrás y se apoyó con los brazos. - "Ven hacia aquí, perrita" - Le dijo a Mabel. Y Mabel, fue a cuatro patas hacia donde estaba él.

Sebas, que tenía la boca y la barbilla empapada después de haber estado lamiéndole varios minutos el coño y el culo, besó a Mabel en la boca, con pasión, ella devolvió el gesto, y él le susurró - "chúpamela".

Mabel bajó la cabeza y comenzó a chupársela con énfasis. Él apoyó la mano derecha en su cabeza marcándole el ritmo de la mamada.

Mientras se la chupaba, de pronto sintió unas manos en las caderas, y como una polla le entraba por su coñito de golpe hasta el fondo. Dedujo que era el tal Ramón, que era el que la tenía más gruesa y había sido más brusco en la mamada. Mabel dio un respingo, pero al tener la polla de Sebas en la boca no pudo gritar. Solo lazó un gemido quejoso y entrecortado.

De pronto caí en la cuenta. Cuando chateaba con los chicos candidatos y les contaba la idea, solíamos hablar del tema preservativo. Preservativo sí, preservativo no, preservativo tal vez. Por lo general yo les advertía que sí, que si lo hacíamos era obligado. Les contaba que en nuestra fantasía más pura no lo usábamos, para que el morbo fuera mayor, para que los chicos sintieran y ella también sintiera. Al final, yo les narraba la idea, y en la narración no había preservativos, para darle más morbo, y en el fragor de la excitación que sentía al narrar, y ellos al leer, solía acabar diciendo: "bueno, lo de los preservativos ya veremos". Así que con algunos nunca llegué a concretar nada.

De alguna forma daba por hecho que sí, que todos usarían preservativos, pero es cierto que no sabía si había llegado a establecer la obligación con todos. Los nervios de preparar la noche, las prisas, la excitación que todo me provocaba, unidos a mi fantasía más profunda habían hecho que, tal vez, hubiera querido olvidar este detalle.

La realidad es que en esos mismos momentos Ramón la estaba penetrando sin nada. Creo que los chicos lo sabían, que habían leído entre líneas que mi indeterminación significaba que en el fondo queríamos que lo hicieran sin ninguna barrera. - ¿Qué hacía? ¿Lo paraba en ese momento? - Dudé. No sabía. Pero al verlo, al pensar que él estaba sintiendo su piel, los pliegues de su vagina, y que ella estaba sintiendo cada centímetro de su polla, me dejé llevar por la excitación, y posiblemente por el alcohol, y pensé: "Total, ya la ha penetrado ¿Qué más da ya?".

"Te gusta, ¿eh? Di ¿Te gusta?" - decía Ramón - "¿Qué te parece que te estén follando mientras tu novio mira? Que bueno se siente tu coñito ¿Sientes mi polla?" - Parecía que Ramón me había leído la mente. A Mabel pareció no importarle, seguía chupándosela a Sebas mientras Ramón la penetraba con fuerza.
Al verlo, no pude evitar ponerme a mil. Hasta ese momento estaba tan absorto, y tan nervioso, que a penas me había parado a disfrutar de la situación. Parecía que los momentos de mayores dudas habían pasado. Estaba empalmado, la polla me iba a reventar, y el líquido preseminal empezaba a ser abundante. Así que empecé a masturbarme lentamente, porque si lo hacía muy rápido me daba a impresión de que iba a correrme en seguida, y esto tenía que durar mucho más.

- "Ahora quiero jugar yo" - dijo Dani - Pero quiero que te tumbes boca arriba. Mabel obedeció. Dejó de la mamada y Sebas se apartó hacia atrás, mientras se masturbaba. Ramón dejó de follarla y ella se tumbó boca arriba, con las rodillas dobladas y las piernas todo lo abiertas que podía.

"Muy bien, así me gusta" - dijo Dani - "¡Me pido la boca!" - dijo Ramón.
Dani se echó sobre ella, restregó su tiesa polla por sus labios vaginales, se frotó contra ellos - "que chochito más delicioso" - y la penetró. - "¡Ohhh!" -

En ese momento yo había dejado de pensar ya en preservativos y en todo. No paraba de masturbarme y solo quería disfrutar mientras miraba lo que qué le hacían.

Ramón se puso sobre Mabel, con Mabel entre sus rodillas y de espaldas a Dani. Se tumbó hacia adelante sobre su cara y comenzó a follarle la boca. - "¡Ohhh! ¡Que bueno!" - Decía Ramón.

Mientras Sebas, de pie, cogió una copa de vino, y mientras bebía se masturbaba con la otra mano.

Ramón cada vez hacía movimientos más rápidos. Daba toda la impresión de que buscaba correrse e instantes después eso hizo. Noté como se retorcía de placer, y vi como como su polla palpitaba con claros indicios de que estaba bombeando leche, dentro de su boca. - "¡Ahhhhhh!, que guuusto." - Como tenía su polla dentro de su boca y el semen no tenía espacio, éste salía a borbotones por sus labios. - "¡Ahhhh!" - Seguía Ramón. - "Trágatelo". - Y aunque Mabel hizo por tragar, no era fácil, boca arriba y con la polla de Ramón todavía dentro, así que seguían saliendo auténticos chorros por su boca.

Sacó su polla roja de tanta excitación y con su boca por fin liberada, Mabel suspiró, mezcla de alivio y placer y volvió a tragar, esta vez con más comodidad, parte del semen que seguía en su boca, mientras el resto chorreaba por toda su cara. Ella se relamía, suspiraba y gemía, al son de la follada que le estaba metiendo Dani, que después de haber presenciado en primer plano semejante follada de boca se había puesto más cachondo aun.

Pero parecía que Dani no quería acabar todavía, al menos de esa manera. Así que se giró hacia Sebas y le dijo - "¿Quieres darle tú un poco?" - "Claro, pero quiero darle por el culo".

Vaya, Sebas, que era el más recatado de toda la noche, parece que se estaba animando. Los calladitos a veces son los peores.

- "Todo tuyo. Yo quiero follarme también esa boca." - dijo Dani - Y sin dar casi tiempo a que se recompusiese, se puso en la misma posición en la que estaba antes Ramón. Aun con semen por sus labios, sus mejillas y le metió la polla entre sus labios y comenzó a follarla.

- "Levanta el culo, Mabel" - Dijo Sebas, mientras le ponía un cojín debajo para facilitar la penetración. Se agachó sobre su coñito abierto, con su culo totalmente expuesto, y lamió varias veces, haciendo especial hincapié en su delicioso agujerito trasero. Se incorporó. Se escupió en los dedos, y lubricó su agujero. Apoyó la punta de su polla, presionó un poco, la metió lentamente hasta que todo el glande quedó cubierto y empujó para meter el resto. - "¡Ahhhh!".

Esa visión me volvía loco, y tuve que hacer esfuerzos por no correrme mientras me masturbaba. Ver como esos tres extraños hacían lo que querían con ella. Esa mezcla de quejidos, gemidos, semen, sudor, con ella como protagonista, era sencillamente embriagador.

No sé cuanto transcurrió, pero al cabo de unos minutos Dani aceleró su follada y se corrió, al igual que Ramón, en su boca. Más semen salía y corría por sus mejillas. Dani se quedó en esa postura y desaceleró para disfrutar del momento. Ella tragaba, gemía, tragaba, gemía.

Aumentó la cara de placer de Sebas que creo que no podía mucho más, cuando Ramón le dijo. - "Oye, no te corras todavía, tengo una idea mejor.". Sebas hizo un esfuerzo y suspiró. Ramón me miró y dijo - "¿Quieres participar?" - "Sí claro" - dije con la voz entrecortada - "¿Qué ... qué hago?"

- "Sebas sácasela. Aguanta un poco. Te va a gustar.". Sebas hizo un esfuerzo y se retiró. - Ramón la cogió de la mano - "Mabel, apártate un momento hacia aquí." - Ella se incorporó torpemente. El semen le chorreaba por la barbilla y el cuello hasta sus tetas. - "Ponte a un lado."

"Túmbate aquí, te va a gustar" - Me dijo señalando el lugar que ocupaba ella hasta hace un instante - "Boca arriba" - Lo hice. Al colocarme noté lo húmedo de las sábanas, por el sudor, y una sensación húmeda y especialmente pegajosa por varias partes del cuerpo, la cabeza, el cuello, la espalda.

"Ahora, zorrita, ponte sobre él a cuatro patas.". A tiendas se puso encima de mi. Rozando mi polla con su cuerpo al pasar, y dejando hilillos de mi líquido por su cuerpo - "Ahora métesela" - Me cogí la polla para apuntar a su coño, ella ayudó un poco con su mano y alcé el culo para metérsela de un golpe. Tenía el coño tan abierto y lubricado que entró casi sin darme cuenta.
- "Vale, quedaos así. Y ahora, Sebas, ya puedes seguir follándotela."

- "Sebas se puso de rodillas detrás. Y se la metió de nuevo por el culo, esta vez sin ningún esfuerzo."

Noté como Sebas la metía. Para los que no habéis probado una doble penetración, decir que es una sensación extraña. Las dos pollas luchan dentro de ella para ocupar un mismo espacio, así que notas perfectamente la polla del otro, casi como si estuviera frotándose directamente contra ti. Solo un estrecho pliegue las separa. Es una sensación extraña, pero a la vez muy placentera. Nosotros lo habíamos probado en uno de los tríos. Había sido una experiencia muy buena, pero un poco inexperta. Esta vez estaba siendo sublime. Yo me quedé quieto, con mi polla dentro, mientras dejaba que él hiciera el trabajo. En ese momento, Mabel empezó a gemir más que nunca. - "Ah, sí, fóllame" - Me abrazó fuerte y me besó apasionadamente. El sabor de su boca, mezcla de todo, era difícil de describir. Lejos de darme asco sentí la pasión que generaba la depravación en estado puro.

En ese momento noté las contracciones de Mabel, que estaba llegando a un intenso orgasmo. Gritaba de placer - ¡"Ohhhhhhhh siiií" - Mientras Sebas, que se estaba corriendo en su culo hacía lo mismo. Se apretó contra ella y ella contra mi. - "¡Ahhhhh!" ...

Él sacó su polla, el semén chorreó recorriendo su coño y acabando sobre mi polla y mis huevos. - "Lo siento" - Dijo al darse cuenta. Yo estaba absorto de placer, todo me daba igual.

Había hecho esfuerzos titánicos para no correrme antes, pero no pude aguantar más, y no quería aguantar más. Hice unos movimientos rápidos en su coño y yo también me corrí en el orgasmo más intenso de mi vida. - "¡Ahhhhhhh ...!" - No sé cuantas descargas eché, pero nunca me había corrido tanto y tan intensamente. Alzaba mi culo para sentir toda mi polla dentro mientras me corría. Finalmente saqué mi polla, y con ella salía semen a chorros que caía en mi vientre.

"Ohhh diooos ..." - Cerré los ojos. Volvimos a besarnos con pasión, suspiramos, y ella, exhausta, se tumbó a mi lado. Yo quedé en la misma postura y no podía moverme.
Abrí los ojos. Sebas sonreía, aun con la cara desfigurada del placer. Ramón había encendido un cigarro y Dani solo mirada.

"Bueno" - Dijo, cómo no, Ramón. - "Vamos a tomar un descanso antes de seguir. Aun queda noche y aun me apetecen muchas cosas."
- "Déja a la esclava que descanse. Que si no no va a aguantar toda la noche" - Rieron.

Me incorporé. Resoplé y pensé que probablemente todo lo que me cabía imaginar, y más, ya había sucedido ¿Qué más cosas les apetecería hacer? Cogí mi copa de vino y tragué.

Continuará ...

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