Mi mujer embarazada 2

domingo, 8 de agosto de 2010

Os dejo la segunda parte de "Mi mujer embarazada".

Sinceramente os doy las gracias a todos los que me habéis hecho comentarios acerca de la primera entrega, no esperaba ni mucho menos, que tuviera tan buena aceptación.

Os cuento lo que siguió pasando esta tarde. Mi cuñado seguía en su habitación y nosotros en la de mi cuñada Esther. No me lo podía creer, una sobremesa como esa y que mi mujer, se hubiera dejado el tanga abajo en el comedor.

•Holaaaaa, ¿hay alguien? – mi suegra insistía en encontrar alguna alma dentro de esa casa.
Sorprendentemente, mi cuñado salió de su habitación en boxers y se dirigió hacia el comedor. Su habitación da justo al lado de la nuestra adentrándose en el pasillo de la segunda planta de esa casa, por lo que para dirigirse hacia el comedor tenía que pasar obligatoriamente por delante de nuestra habitación. El pasillo de esa casa enorme, la verdad que en sí, la casa en sí es enorme, no tan solo el pasillo que era la columna dorsal de un montón de habitaciones, por un lado de esta daba a las 5 habitaciones de esa planta y por el otro quedaba abierto del lado contrario, quedando el comedor totalmente visible desde el pasillo. Me mataba la curiosidad y abrí un poco la puerta para ver qué pasaba. Lo único que pude ver fue el culo de mi cuñado marcado en esos bóxers, y dirigiéndose hacia las escaleras. Empezó a bajar y nosotros aprovechamos para acercarnos a la barandilla y poder ver lo que ocurría en el piso inferior. Ahí se encontraba mi suegra.

Voy a hablaros un poco de ella. La verdad que está de muy buen ver, aunque roza el medio siglo, es una mujer que nunca ha trabajado, mi suegro es director general de una conocida marca comercial y eso nunca le ha creado necesidad de trabajar. Su vida se basa en el gimnasio por las mañanas y alguna que otra tarde queda con las amigas, o para irse de tiendas, para tomar algo o a lo que estaba aficionando mucho últimamente, el pádel. Físicamente ella es morena, ojos miel, delgada, su estatura más o menos como la de mi mujer, pelo liso y cortito, gafas estrechitas, siempre va levemente maquillada y tiene unos pechos enormes que, aunque operados, me los comería sin pensarlo. Nunca había tenido la oportunidad de verlos directamente, pero gracias a sus atrevidos escotes o a su bikini cuando íbamos todos a la playa me los podía imaginar. Esa tarde vestía unos pantalones pirata blancos y una camiseta estrecha, ajustada, de color amarillo que dejaba poco que imaginar de ese par de redondos gemelos.

•Ya puedo yo matarme a chillar preguntando si hay alguien. ¿Se puede saber donde estabais?
•¡Joder mama! es que estas siempre chillando – dijo mi cuñado – Natalia y David están arriba durmiendo y yo me estaba duchando. Aunque con los gritos que pegas haber si no los has despertado…
•¿Te acabas de duchar? – le preguntó mi suegra – si estas sudando.
•Mama, porqué en la habitación hace mucho calor. Sube si quieres y lo compruebas tu misma.
•¿No funciona el aire acondicionado?
•Sí..pero no enfría suficiente – añadió este.
•¿Seguro que estas solo arriba?
•Si mama, estoy solo.
•¿Estás completamente seguro?
•Si mama – repitió
•¿Nos jugamos algo que encuentro a alguien más que no sea tu hermana y tu cuñado?
•Lo que quieras mami…
•Jajajaja, ¿lo que quiera, estás seguro?
•Yes - dijo en tono ingles….
•Si yo gano te bajas los bóxers delante de mí y te quedas completamente desnudo….y si tu ganas me pides lo que quieras.
•Qué dices mamá…¿estás loca?
•Si tan seguro estás de ti mismo…¿qué más te da?
•Está bien mamá. – dijo mi cuñado muerto de vergüenza.
•Ahora dime una cosa, ¿entonces, de quien es esto? – señalando el tanga que había encima del respaldo del sofá.
•Ahhh, mmmm, pues…. – mi cuñado no sabía que decir – ¡joder mamá, siempre te adelantas….! Está bien mamá, ese tanga es de Lucía, ha venido hace un rato. Mama, ya no soy un niño, ya me entiendes.
•Hijo, si solo tienes 15 años, a tu edad yo aún jugaba con muñecas.
•Mama, pues eso es lo que hago yo, jugar con muñecas…..pero algo más vivas, jajajaja. Lucía es toda una mujer, me lo paso bien con ella y no te preocupes que no te voy a hacer mas abuela de lo que vas a ser eh, que tomamos precauciones.
•¿Quieres decir que ya no eres virgen hijo?
•No mama.
•¿Hace cuanto? – dijo mi suegra
•Aii mama, no sé, hace unos meses.
El muy jodido se las daba de machote, pero lo que mi suegra no sabía era que mi cuñado había perdido la virginidad con su propia hermana y no hacía unos meses si no hacía bastante menos, apenas unas horas. Si Lucía supiera la verdad….

•Bueno pues, una apuesta es una apuesta. Hijo, en la vida a veces se gana y a veces se pierde.
•¡Esta bieeeeennnn! – alargó la frase el enano mientras se bajaba poco a poco sus bóxers hasta dejar una visión completa de su miembro totalmente depilado, pero esta vez en estado de reposo.
•Mi niño ya es todo un hombretón. Desde hace cuatro o cinco años que no te veía completamente desnudo, desde que mami te bañaba….¿te acuerdas?
•Sí, sí que me acuerdo.
•¿Sabes? La tienes parecida a la de tu padre… - dijo mi suegra mordiéndose el labio inferior. ¿La puedo ver tamaño grande?
•¡No! – Dijo rotundamente mi cuñado – una promesa es una promesa, ¿recuerdas?
•Está bien hijo, tienes toda la razón. Pero aun así, ¿recuerdas cuando tu madre te bañaba que te limpiaba enterito?, deslizando sus manos por todo tu suave cuerpo, sin bello... ¿Recuerdas cuando tu madre limpiaba tu sexo, y te limpiaba tus huevos con una mano…
Las palabras de esa mujer empezaron a modificar el tamaño del miembro de mi cuñado. Esté empezó a endurecerse con esas palabras.

•¿Te gustaba como te lo hacía mami? ¿Te gustaba cuando se quitaba el jersey para que no se lo mojaras y te dejaba ver su sujetador?....
Mi cuñado se lo debía estar imaginando porqué su pene cogió su auténtico tamaño, erecto, depilado y mirando hacia el techo. De repente al darse cuento se lo tapó.

•Una apuesta es una apuesta, sí, pero tu madre es una mujer y sabe como excitar a un hombre – empezó a reír cuando soltó – ya he conseguido lo que quería, verla en su auténtico esplendor. ¡Gracias hijo…la tienes muy bonita!
Avergonzado, mi cuñado se subió rápidamente los calzoncillos que marcaban completamente el tronco de ese quinceañero pene.

•¡Aiiiiiiii mi niño! Está hecho todo un hombretón. – le dijo mi suegra achuchándolo de las mejillas.- Así que ya has utilizado eso para algo más que tus fines, eh…pero hay una cosa que no eh, no quiero que lo hagáis aquí en el comedor. Hijo esto es una zona común, ¿por qué no vais a vuestra habitación a hacer vuestras cosas?
•Mama, en la habitación hace calor aun así con el aire. Aquí en el comedor estamos más fresquitos.
•Está bien hijo, sube. Cerrad la puerta, al menos que no os oiga.
Este se despidió de su madre, se dirigió hacia las escaleras, las tomó y se acercó hacia donde estábamos nosotros, seguíamos arrodillados ante la barandilla que separaba el pasillo del comedor escuchando todo lo que habíamos pasado. Él aún mantenía la erección provocada por su madre, no me podía imaginar lo zorrona que era mi suegra, ya sabía yo a quien había salido su hija.

•Me voy a mi habitación a echarme un rato, estoy cansado – dijo mi cuñado
•Está bien enano, descansa que te lo mereces – dijo mi mujer dándole una palmadita con la mano en su erecto miembro – ¡¡¡Guapo!!!….¡¡¡hombretón!!! – añadió para mosquearlo.
•¡Calla! ¡Déjame en paz! – soltó este..
Este desapareció cerrando la puerta de su habitación y nosotros nos guardamos en la de mi cuñada Esther. Mi esposa se tumbó en la cama, se subió el vestido y se abrió de piernas invitándome a acercarme con un evidente gesto de su mano.

•Mastúrbame cariño, estoy cachonda….- dijo mientras se mimaba suavemente su entrepierna – qué puta llega a ser mi madre y el pene de mi hermano, ahhh, ¡vamos fóllame!
Vaya si lo estaba, me acerqué, puse la cara entre sus piernas, olía a hembra en celo, no había que tocar para comprobar lo cachonda que estaba, sus jugos emanaban de esa entrepierna que pedía a gritos que le ayudara. Me arrodillé poniendo mi cara a la altura de sus muslos, mi polla estaba erecta también, saqué mi lengua y la pasé por su coño, empecé jugando con su clítoris, hacía juegos circulares alrededor de este. Ella gemía muy suavemente, sabía que su madre estaba abajo y no quería que se enterara de lo que estaba ocurriendo. Seguía jugando con mi lengua, esta vez la pasaba alrededor de su entrepierna moviéndola arriba y abajo. Me levanté, la agarré de sus piernas y las puse en mis hombros, cogí mi polla y la acerqué en la entrada de su coño, la introduje entera, no me costó nada, mi mujer estaba muy mojada, ambos estábamos muy excitados. Pasados unos minutos ella cogió el cojín del cabezal de la cama y se tapó la cara a modo de silenciador, empecé a notar como contraía su vagina, su cuerpo se estremecía, temblaba, estaba teniendo un tremendo orgasmo. Cuando se tranquilizó, saqué mi polla de su coño, estaba dura, gorda y llena de sus líquidos. Me puse de rodillas encima de la cama acercándole la polla a su cara, no hizo ningún asco en metérsela por completo en la boca, empezó a chuparla, como posesa, se la metía entera en su boca masturbándola por la base, mi disfrute era demasiado y no lo pude evitar. Toda mi leche acabó en su boca, mi mujer me dejó limpio al completo, seguía masturbándome mientras me corría, la sensación era inigualable. Dejé de sacar leche, mi orgasmo había finalizado, pero aun así mi mujer seguía masturbándome, comiéndosela de nuevo, aun quería más, seguía masturbándome con ganas cuando pasados pocos minutos volví a tener otro orgasmo, esta vez con menos leche pero fue una sensación muy rara, nueva para mí. Nunca había tenido dos orgasmos tan seguidos, fue una sensación fenomenal. Se levantó de la cama…

•Voy a hacer la buena obra del día….
Se fue de la habitación, desnuda, y se dirigió hacia la habitación de su hermano. Abrió la puerta y susurró…

•Enano, ¿duermes? – dijo mientras abría con delicadeza la puerta – Enano, ¿estás despierto? – repitió susurrando de nuevo.
Estaba claro que mi cuñado se había quedado muy relajado después de los polvos mantenidos con su hermana. Me dirigí hacia el pasillo y la figura de mi mujer ya no estaba. Había entrado en la habitación de su hermano, me acerqué hacia la puerta, la habitación estaba algo oscura, pero podía ver exactamente qué pasaba dentro. Mi cuñado roncaba, dormía profundamente tumbado en su cama, la posición de su cuerpo expresaba lo a gusto que lo hacía, con los brazos levantados por encima de su cabeza aunque esta vez desnudo totalmente, su miembro descansaba sobre la pelvis totalmente flácido. Mi mujer se acercó hacia su cama sin hacer el menor ruido, se arrodilló y empezó a pasar su lengua por el pene de este. No me lo podía creer, mi niña no había quedado satisfecha aún, era incansable, me dispuse continuar la visión de ese espectáculo. Mi cuñado, dormido, modificó los ronquidos por pequeños gemidos de placer, estaba claro que aun durmiendo, le gustaba lo que le hacía su hermana. Su miembro poco a poco iba cogiendo un tamaño considerable dentro de la boca de mi mujer, acariciaba sus huevos a medida que su falo iba cogiendo su máximo tamaño., lo cogía suavemente y se lo iba metiendo y sacando de su boca, lo masturbaba con delicadeza mientras con la otra seguía con el masaje. Yo estaba muy cachondo, seguía desnudo en el pasillo, el morbo que me provocaba era enorme, sabía que mi suegra estaba abajo en la cocina y se había quedado con ganas de polla ya que vi marcados sus pezones en la camiseta amarilla que llevaba cuando vio la polla de mi cuñado. Me empecé a masturbar, mi polla volvía a estar totalmente empalmada, mi mujer seguía con la felación que le hacía a su hermano, este abrió los ojos y le decía a su hermana que siguiera, que le gustaba mucho lo que le estaba haciendo, sus manos se posaron sobre la cabeza de mi mujer, él marcaba el ritmo de la felación, así estuvieron un buen rato, cuando, de repente, unos espasmos indicaban que iba a acabar. Mi mujer se quitó la polla de la boca y dejó que su hermano se corriera en su cara, su corrida fue algo escasa que las anteriores y la densidad de la leche también fue algo menor. Eso es lo que pude ver cuando mi mujer se levantó y me miró con la corrida en su cara.

•Joder hermanita, me has dejado seco, creo que ya no tengo más leche. – dijo mi cuñado.
•No hagas que lo compruebe... – esta se levantó y se fue al lavabo a limpiarse.
•¿No te dije que a mí me tenía seco?, lo siento cuñado pero ahora te ha tocado a ti. Por cierto la semana que viene bajaremos a la playa con mi hermano y mi cuñada, ¿te quieres venir?
•Vale, a ¿qué playa vais?
•No sé, por Tarragona creo, tengo que hablar aun con mi hermano.
La silueta de mi mujer se veía a lo lejos del pasillo, saliendo del lavabo, estaba aseada y con una cara radiante, preciosa.

•Le he dicho a tu hermano que la semana que viene, que bajamos a la playa, se venga con nosotros.
•Ah, me parece estupendo, se lo pasará bien. – afirmó mi mujer - tú prepárate, que nos vamos.
•Hermanita….creo que te olvidas algo – dijo mi cuñado oliendo la prenda de su hermana.
•Anda trae….
Mi cuñado le tiró el tanga para que lo pudiera coger al vuelo y así lo hizo. Era hora de irse hacia casa, volvimos hacia la habitación de Esther y recogimos toda nuestra ropa, nos vestimos y nos dirigimos hacia la cocina donde supuestamente se encontraba mi suegra.

•Tu madre no está aquí – dije –debe estar fuera en la piscina ¿no?
•Mamaaaaa – gritó mi mujer – ¡nos vamos! ¿dónde estás? – preguntó
•Aquí en el patio, junto a la piscina – gritó su madre.
Salimos hacia el jardín y ahí estaba, tumbada en una hamaca, junto a la piscina. Ese charco de agua es enorme, en forma de riñón, por un lado tiene una parte que cubre hasta las rodillas y por la otra debe hacer algo más de tres metros, profundidad suficiente para tirarte de cabeza y seguir contándolo. Quedé sorprendido al ver a Anna, mi suegra, haciendo topless, tenía una figura muy bella. Al vernos, esta no hizo ningún reparo en taparse, solo llevaba la parte inferior del bikini que era de color blanco. "¡Dios David que es tu suegra!", pensó mi inconsciente pero mi parte varonil seguía "escaneándola". Nunca había tenido la oportunidad de verla en topless, todas las veces que habíamos ido con la familia en la playa, se ponía ambas partes del bikini. Su piel tenía ya alguna que otra arruga, sus pechos no estaban caídos, todo lo contrario, redonditos no se movían de sitio,, se notaban que estaban operados, la aureola de sus pezones era algo pequeña, oscura, la suave brisa que corría en el patio hacía que sus pezones permanecieran erectos, estos eran bastante grandes, la clara braga del bikini hacía notar su monte de Venus y la raja de su coño que por lo visto estaba bien depilada.

•¡Mama! Tápate que está aquí David – dijo mi mujer.
•¡Cómo si no hubiera visto unos pechos en la playa!, seguro que estará harto de verlos.
•Tranquila suegra, usted como en su casa – dije riendo – tiene un magnífico cuerpo para su edad, bonitos pechos – añadí.
•¡David! – dijo Natalia pegándome un pequeño golpe de puño en el brazo – ¡que es mi madre!
•Cariño, no te me alteres, lo que es. Es y tu madre tiene un maravilloso cuerpo para la edad que tiene, más de una quisiera tenerlo igual.
•¡Madre mía que calor hace!, mamá te vas a poner mala aquí. Voy a beber un vaso de agua, voy al baño y nos vamos David, ¿sí?
•De acuerdo.
Me quedé un momento a solas con mi suegra, tras ver ese cuerpo, que aunque rondaba el medio siglo estaba muy bien conservado y moldeado, me provocó un morbo tremendo que se notó en mi entrepierna.

•Mi hija ha elegido un novio muy guapo.
•Gracias Anna – dije tímidamente.
•No es justo que yo te esté mostrando mis pechos y tú a cambio no me enseñes nada. ¿no te parece injusto?
La verdad que no sabía que decir, me quedé de piedra, mi suegra estaba muy buena en esas circunstancias. Inconscientemente me tapé mi abultado paquete con las manos.

•No te tapes hijo, ¿por qué no me dejas ver el juguetito con el que juega mi hija y con el que me vas a hacer abuela?
No me lo podía creer, mi suegra quería que le enseñara mi soldadito, y lo peor es que no estaba en su estado de descanso.

•¡Está bien!, usted verá mi sexo, pero yo también quiero ver el suyo – estaba jugando a su juego - ¿no lo encuentra justo?
•Jajajaja que zorro eres – dijo mi suegra - claro hijo, acércate.
En esos momentos mi suegra apartó su braguita de su raja dejándome ver su coño totalmente depilado.

•¿Te gusta?
•Si, está apetitoso – mi calentura hablaba por ella sola
•Entonces, creo que me debes algo
•Me gusta lo poco que veo – dije excitadísimo – quiero verlo mejor
Mi suegra no tardó en bajarse la braga del bikini por completo, jugando y moviendo un poco sus piernas, sus bragas bajaron hasta la altura de los pies y haciendo un pequeño gesto con el tobillo se las quitó por completo. Seguidamente se abrió completamente de piernas y con sus manos, cogió sus enormes labios vaginales y los apartó, dejándome ver el interior de su sexo. De su interior podía ver pequeñas gotas de líquido claro, blanquecino, mi suegra estaba disfrutando al igual que yo de la situación.

•¿Ahora mejor? Creo que mejor no te lo puedo enseñar eh – me dijo.
•Mejor – dije – creo que ahora me toca a mí.
Miré hacia donde se encontraba la cocina para ver que mi mujer no viniera. Bajé la parte delantera de mi pantalón y dejé a la vista mi sexo que se encontraba durísimo.

•¡Dios mío, menudo juguete! – decía mientras se acariciaba levemente su clítoris – que preciosidad y encima está depilado – que ganas me entran de…
Un ruido que provenía de la entrada de la cocina nos asustó. Era mi mujer, sorprendentemente al venir se había tropezado con el limpiafondos de la piscina, rápidamente me subí el pantalón y mi suegra se tapó sus bajos con la toalla.

•¿Estás bien? – le dije a mi embarazada.
•Si, si, me tropecé con el limpiafondos. No ha pasado nada.
•Me alegro – y sin acercarme mucho a mi mujer le di un beso en la frente.
Apenas podía ocultar mi erección en ese deportivo pantalón cuando mi suegra dijo unas palabras que me tranquilizarían.

•Hija, porqué no me haces un favor, porqué no te acercas hasta donde vive tu tía y le dices que te de algo de patatas para la noche. Hoy es domingo y no hay nada abierto.
•Está bien – mi mujer hizo caso completo a su madre - David quédate aquí, en cuanto venga, sí que nos vamos ¿eh?.
•De acuerdo, voy a cuidar bien de tu madre – sonreí.
Ese encargo nos dejaría al menos diez minutos de soledad con mi suegra, su hermana vivía al empezar la calle. Mi mujer desapareció tras la puerta trasera de la casa.

•Volvemos a estar solos – dijo mi suegra girándose hacia mí - ¿te apetece ver lo que estabas viendo?
•Si – dije sin pensarlo
Mi suegra retiró la toalla y volvió a dejar ver todo su sexo.

•¡Es enorme! – exclamé.
Los labios externos de mi suegra colgaban de su entrepierna aumentando la sensación de tamaño de su sexo. Bajé mis pantalones enseñando la tremenda erección que tenía, acabé por quitármelos ya que en esas circunstancias molestaba todo, también me deshice de la camiseta que llevaba. Mi polla quedó justo a la altura de la boca de mi suegra, empecé a tocármela justo delante de ella y ella hizo lo mismo, se empezó a acariciar ese enorme conejito. De su entrepierna caían líquidos hacia el suelo, acerqué mi polla a su boca y esta no tardó en reaccionar, primero empezó siguiendo la paja que yo me estaba haciendo, sus manos eran muy suaves, escupió en ellas para lubricar mi polla y volvió a por ese masaje que ahora se sentía mejor, me lubricó con su saliva haciéndome sentir en la gloria. No tardó en metérsela en la boca, era impresionante, le cabía entera, mi suegra tenía una garganta enorme, al ver que mis 18cm se ocultaban en su boca con facilidad, la agarré de la cabeza con mis dos manos y empecé a follarle la boca, lo hacía rápido, muy agresivo y a ella parecía no importarle. Su mirada reflejaba un "¡que cabrón eres!, ¡como sabes que me gusta!", cuando estuve a punto de correrme, saqué mi polla de su boca, tumbé la tumbona totalmente en vertical y le indiqué a mi suegra para que se tumbara boca arriba. Su boca seguía abierta pidiéndome más de mi sexo y eso hice, me incliné hacia ella quedando mi cuerpo por encima del suyo, mi cara iba a aterrizar sobre ese manantial de jugos, mi posición favorita, el 69, para mí no hay otra igual. Cogí su mano y chupé dedo a dedo, ella se estremecía, parecía gustarle, aparté su mano y le metí directamente dos dedos en su conejito, bajé mi cabeza y me encontré encima de esa maravillosa fuente. No tardé en empezar a jugar con su clítoris, lo tenía grande, muy grande, parecía un minúsculo pene. Empecé a succionarlo, a chuparlo, se lo masturbaba como si de una polla se tratase, le subía y le baja la piel que lo envolvía, mi suegra pegaba unos gritos muy poco disimulados.

•Anna – grité – baje el volumen que le escuchará Izan…
•¡¡Es igual!!…..ahhh….ogggg – el ruido de la mamada era muy evidente – que baje que también le haré lo mismo que a ti.
Mi suegra estaba muy cachonda, su coño no dejaba de soltar líquidos que yo iba literalmente bebiendo, seguía jugando con su clítoris, pasaba mi lengua por la entrada de ese manantial, subía y bajaba, estaba muy excitado. En ocasiones también la masturbaba con dos y hasta tres dedos. Se me pasó por la cabeza comprobar el grado de zorra de mi suegra. Agarré mi dedo corazón y lo metí despacito en su ano, en la entrada de este había infinidad de sus líquidos acumulados, no me costó metérselo por completo y esta no se quejó en ningún momento, Anna me pedía más y más, era incansable como su hija. Al poco de masturbarle su culo, noté como la mano que me acariciaba mis huevos dejó de hacerlo y pasados unos segundos escasos la muy zorra hizo lo mismo conmigo, metió su dedo en mi ano, no sé cuál de ellos, pero no era pequeño, os lo aseguro, lo único que notaba al principio es que las paredes de mi ano me escocían, pero solo fue eso, el principio, luego empezó a gustarme, mi suegra jugaba con su lengua en mi polla y cada poco me lubricaba el culo y seguía masturbándomelo, buscaba mi punto G y vaya si lo encontró, el placer era fabuloso. Yo le hacía lo mismo, jugaba con todo su sexo, su clítoris y también su ano, al poco noté como parecía un caballo desbocado, empezó a estremecerse, su cuerpo se tambaleaba por toda la tumbona de playa, en cierto momento pensé que hasta la romperíamos, notando esos movimientos me puse aún mas cachondo y aumenté el ritmo con el que jugaban mis dedos en su sexo. Succionándole su clítoris y con los dedos en V, con uno le masturbaba el coño y con el otro su culo, así lo hice hasta que esos estremecimientos cesaron. Después de su orgasmo y viendo que ya habían pasado más de diez minutos desde que empezamos a jugar, quise incorporarme, no quería que mi mujer nos pillara en esa situación, pero mi suegra no me dejó. Aumentó el ritmo de la masturbación anal y de la felación que me hacía con su enorme garganta y no pude evitarlo, solté toda mi leche en su boca, por un momento pensé que la había ahogado pero no fue así, mi suegra se estaba tragando toda mi leche en aquel maravilloso orgasmo. Rápidamente la madre de mi mujer se tiró al agua como estaba, desnuda completamente y yo no tuve más remedio que darme unos chorros de agua fría en la ducha que estaba junto a la piscina, me dejó una toalla para secarme lo mínimo y me volví a poner los pantalones.

Mi suegra se volvió a poner la parte inferior del bikini y se volvió a tumbar en la tumbona. Yo me senté en la parte inferior de esta, mi amante alargó sus piernas poniéndolas encima de las mías.

•¿Qué tal si me haces un masaje guapo? – me dijo en un tono muy sensual.
•Jeje – sonreí – te lo mereces Annita. Y así lo hice…empecé un suave masaje en sus pies cuando de repente mi mujer llegó a donde estábamos.
•¡Vaya! Veo que suegra y yerno se llevan muy bien eh – dijo mi mujer – haber si me voy a poner celosa – pobre, si supiera lo que había hecho con su madre – Mama, te dejo las patatas en la cocina, ¿ok?
•Tranquila cariño que luego te hago uno a ti también. – le dije – deja eso en la cocina y vámonos, que cuando antes lleguemos antes te lo hago, ¿te parece? – le dije dándole un beso en su nuca - salimos por la puerta de atrás que ahí he dejado el coche ¿ok?.
•!Vale¡ – dijo mi mujer – pero espera un momento. ¡IIIIIIzaaaaaaaaaaaan! – los gritos se escuchaban desde medio pueblo - ¡saca la cabezaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Al rato mi cuñado se hizo público sacando su torso desnudo por la ventana.

•¡Dime hermanitaaaaaaaa! – otro que también aprendió a gritar
•Oye que nosotros nos vamos, pero recuerda que la semana que viene hay playa, ¿ok? Te pasaremos a buscar el sábado por la noche así no perdemos tiempo el domingo, ¿sí?
•Vale, nos llamamos entre semana…
•Ok enano. Adewww – dijo mi hermano lanzándole un beso a distancia.
Esta vez nos despedimos de mi suegra y nos fuimos por la puerta de atrás…

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