Obligado a ver como violan a mi madre 3

domingo, 8 de agosto de 2010

Me indicaron volver a ponerme a los mandos del coche, mientras otro tío, pistola en mano, era mi copiloto. El jefe y el otro iban atrás. Uno a cada lado, y mi madre en medio, como a la ida.

Apenas comenzamos la marcha, yo, por el retrovisor, iba viéndolo todo. Ella, sentada entre esos dos tipos. Con las manos esposas a la espalda, y su blusa blanca, empapada, transparentandolo todo. La verdad que hasta yo mismo estaba poniéndome cachondo con ella.

Comencé a circular despacio. Tal y como me indicaron. Y eso me vino bien, pues iba mas pendiente del retrovisor que de la carretera.

Casi al instante de comenzar la marcha, el jefe comenzó a tocarla de nuevo. Tal y como lo hacia antes de llegar a la casa. Me gustaba. Me excitaba verlo. Ella quieta. Sentada en el centro, con las piernas levemente separadas, mientras ese tío acariciaba sus pechos. Primero algo más suave. Luego brutalmente. Los apretaba, los estrujaba, pellizcaba sus pezones, oscuros, que se marcaban erectos en la blusa.

El jefe volvió a soltar el botón de la altura del pecho de mi madre, dejando los otros abrochados. Eso le permitía meter su mano bajo su blusa, pero sin quitársela. Ella había echado su cabeza ligeramente hacia atrás, marcando aun mas los pechos, mientras, el otro, directamente, le había quitado las bragas y acariciaba de forma muy sensual su coño.

Se retorcía de placer. Por fortuna los cristales traseros tintados impedían que desde fuera se viese algo. Ella estaba muy muy excitada. Tanto, que cuando el jefe se abrió el pantalón y se sacó la polla, ella no dudo en abalanzarse sobre ella y meterla en la boca. Estaba cachonda como una perra. Chupaba la polla mientras el otro le acariciaba y le metía los dedos en el coño. Gozaba de placer. Y yo estaba poniéndome muy muy cachondo.

No le dio tiempo a terminar la mamada cuando llegamos de nuevo a casa. Abrí con el mando a distancia el portón de acceso a la finca, y llevé el coche hasta la puerta principal de casa.

Mi madre estaba totalmente fuera de si. Estaba totalmente excitada. Y yo también. Nos sacaron del coche. Pese a mi excitación, uno de ellos me apuntaba con la pistola, mientras, los otros la sacaban a ella. Curiosamente, vi como el jefe le volvía a abrochar la blusa.

A mi volvieron a sentarme de nuevo en la silla, y me ataron de la misma forma. Vi como el jefe bajaba las escaleras llevando en la mano mi cámara de video.

- soltadla – ordenó.

– voy a grabarte, Rosa, para que luego veas que bien follas – dijo el jefe, y acto seguido, encendió la cámara. Procuraban grabar sin que yo saliese en el plano.



Le dijo que se desnudara. Despacio. No sonó como una orden, sino como un deseo, y ella, ya con sus manos libres, dejo caer su chaqueta, despacio. - ahora tu falda, Rosa – pidió. Ella, soltando el botón de la misma y bajando la cremallera, la dejó caer. Ellos, también se desnudaban. Se quedo solo con la blusa. Blusa que apenas alcanzaba a tapar su sexo, con las manos en los costados, esperando nuevas ordenes. Sus pezones se seguían marcando en ella. Grandes, duros. Estaba realmente excitada, y, por eso, supongo que actuaba de una forma tan servil con ellos.

Uno de ellos situó una silla en medio del salón. Yo podía verla de perfil. A ella le bastó una leve indicación para sentarse allí. No hacia ademan de tapar su sexo. Se había sentado cómoda. Con las piernas un poco abiertas, lo que permitía vislumbrar su coñito con claridad. El jefe se acercó a ella. De frente. Tenia la polla tiesa. Cuando estuvo a menos de un palmo de su cara, ella, por iniciativa propia, sin que nadie se lo ordenase, abarcó su culo con las manos y le atrajo hacia si, metiéndose la polla en la boca, y comenzando a mamar con ansia, mientras otro, grababa toda la escena, con primeros planos incluidos. Yo miraba... y me excitaba. En ese momento, me hubiera gustado que esa fuera mi polla.

El otro también se acercó. El jefe se apartó un poco hacia un lado, para hacerle hueco, sin que mi madre dejara de comerle la polla, se arrodilló frente a ella, y comenzó a desabrochare la blusa a la vez que comenzaba a besar su cuerpo. Comenzó por su cuello, y fue bajando lentamente, dándole besos, mordiquitos y lametones, hasta llegar a sus tetas, que también besó y mordisqueó antes de seguir camino a su entrepierna.

Ella estaba disfrutando. Podía escuchar gemidos ahogados por la polla que tenia en la boca. Gemidos que se hicieron más intensos cuando el otro llegó mas abajo de su cintura, separó sus piernas, y comenzó a comerle el coño. Entretanto, tanto el jefe como el que grababa, estaban uno a cada lado de ella, y ella, a su voluntad, iba mamando una u otra polla.

Estaba el jefe con la polla en la boca, cuando, de repente, se la sacó, y, cogiéndola por el pelo le preguntó - ¿Quieres más polla, Rosa?- - SIII- contestó ella de forma tajante. Entonces, en vez de dejarla seguir mamando su polla, fue el quien sujetándola del pelo, comenzó a follarle la boca salvajemetne.

Mientras, ella, había adelantado su cintura en la silla, sentándose casi el borde, y el otro seguía comiendole el coño, a la vez que le metía un par de dedos en el culo. Cuando pensó que este ya estaba lo suficientemente dilatado, hizo una seña al cámara, el cual, buscó donde posar la cámara de tal forma que siguiera grabando la escena, para poder también el participar.

Una vez hecho eso, la levantaron de la silla. Entonces, fue el cámara quien se sentó en ella, y mi madre, se sentó sobre el cámara, cara con cara, y comenzó a moverse arriba y abajo. Era ella quien le follaba, mientas, el que le había comido el coño, se puso de pie, a su lado, y le daba polla para mamar.

Pasado un minuto, pude ver como el jefe se untaba la polla en vaselina. Se acercó a ella, y también se la puso el culo. Esto pareció excitarla aun más.

Cuando se dio cuenta, estaba siendo poseída por tres pollas a la vez. El jefe había comenzado a follarle el culo. Primero de forma más suave, luego fue aumentando la intensidad hasta llegar a un ritmo salvaje. Ella botaba sobre el que estaba sentado, como si estuviera fuera de si, mientras, el jefe, le follaba el culo brutalmente. Pude escuchar claramente como comenzó a gemir, como sus jadeos aumentaban de intensidad y se acortaba la distancia entre ellos, hasta, que comenzó a gritar de placer. Era un grito fuerte, profundo. Creo que casi se desmaya de placer. Yo estaba realmente excitado. Mi polla estaba dura bajo mi pantalon, deseando salir y unirse a la fiesta.

Una vez ella se hubo corrido, vi como se relajaba un poco, mientras que ellos seguían aun penetrándola. El primero en correrse fue el jefe, que, entre jadeos de placer se corrió dentro de su culo, del que después, goteaba el semen, mientras otro seguía follando su coño y el otro se corría en su boca, sujetando su cabeza para obligarla a tragar su semen. Finalmente, todos se corrieron dentro de ella, dejándola tirada sobre el sofá, desnuda, desfallecida, pero saciada de sexo.

Vi como los tipos aquellos comenzaron a vestirse, mientras, ella, se cubrió un poco con su blusa. Se la puso, sin siquiera abrocharla, y se sentó en una silla a observar como se preparaban para irse. En un sobre llevaban el dinero que habían recaudado, y, en una bolsa, joyas, pequeños objetos de valor que había en casa, y sorprendiéndome cuando vi que no se llevaban mi videocámara.

El jefe se acercó a mi madre. Ella, se puso en pie, momento en el que él le dio un buen cachete en el culo mientras decía “ Rosa... eres una puta. Ha sido un placer”, para, acto seguido coger todo y marcharse.

Ella se acercó a mi. No dijo nada. Apenas me miró. Estaba avergonzada. Soltó mis ataduras, mientras yo con descaro le miraba los pechos. Estaba muy cachondo, la verdad. Según me soltó, se fue de frente al baño. En silencio. Y se metió bajo la ducha. Estaba sucia. Y mi padre no tardaría más de 3 horas en regresar.

Sorprendido por todo lo que había pasado, vagaba por la sala. No podía imaginar que mi madre fuera tan puta. Aun tenia fresca su mamada y me excitaba horrores recordarlo. Así que fui hasta mi cámara, y al recogerla, para ver que habían grabado, me di cuenta que se habían llevado la tarjeta de memoria. Con lo que algo querrían por ella más adelante. Pero, mi polla estaba tiesa pensando en ella. Así que, sin poder controlar mis impulsos, me desnudé, y entre en el baño.

Ella acababa de salir de la ducha, estaba desnuda, secándose con la toalla. Se quedó sorprendida cuando me vio irrumpir desnudo en la sala. Yo, me acerqué a ella, y solo alcancé a decir “ - lo siento, madre-”, a la vez que la ponía de espaldas a mi, apoyada en el lavabo, y separaba sus piernas para penetrarla desde atrás. No dijo nada. Tan solo separo sus piernas si apenas resistencia, y comencé a follarla a la vez que veía sus tetas botar reflejadas en el espejo. Tan solo aguante unos minutos, no mas de 4. entonces, me corrí dentro de su coño, mientras la sujetaba por el cuello.

Cuando mi padre llego, la casa estaba mas o menos en orden, y, decidimos callar lo que había sucedido ese fin de semana.

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